Nuestra presencia en redes sociales debería evolucionar en la medida que lo hacemos nosotros y lo hace nuestro uso de las mismas. Sino dejan de tener sentido dentro de nuestra estrategia personal. Deben ser un medio, no un fin en si mismas.
Estamos en una red social para conseguir un objetivo, y si ese objetivo deja de cumplirse o de tener sentido, debemos replantearnos nuestra presencia en esa red social o directamente darnos de baja.
Y deberíamos poder hacerlo con total libertad. Pensaréis “¿libertad? Pues claro, ¿de qué está hablando?”. Estoy hablando de que como su propio nombre indica, nos movemos en un entorno social, y por lo tanto existen ciertas normas sociales e ideas preconcebidas que afectan a nuestro comportamiento a la hora de definir nuestra presencia.
En algún momento nos hemos planteado abandonar o darnos de baja una red social, pero no lo hemos hecho por miedo a perdernos algo, hemos dejado de cambiar el enfoque por el miedo al ‘que dirán’, no hemos dejado de seguir a alguien por temor a que se moleste,… los ejemplos son muchos.
En otras ocasiones he hablado sobre como definir nuestra presencia en redes sociales. Os dejo varios posts por si queréis leer sobre el tema:
- Personal Social Media Plan
- Pasos para optimizar tu estrategia personal en social media
- Cómo ordenar tu identidad digital
¿Cuándo nos debemos plantear un cambio en nuestra presencia en redes sociales?
1. Ya han cumplido su objetivo
Cuando hemos cumplido nuestro objetivo (o bien este deja de tener sentido), no tenemos porque seguir con nuestra presencia en esa red social. Es así de sencillo.
Como suele pasar con los objetivos, una vez definidos parecen obvios.
El problema que siempre es el mismo, hacemos las cosas sin tener un objetivo claro. En redes sociales solemos plantearnos un objetivo cuando por algún motivo nos planteamos que hacemos si nuestra actividad nos lleva a algún sitio (vamos a ver esos motivos en los siguientes apartados).
Os pongo un ejemplo personal sencillo para explicarme. Me di de baja en Instagram porque dejó de cumplir su objetivo (entretenerme). Pasó de ser algo agradable, a una red social a la que tenía que dedicar tiempo para encontrar cosas que me entretuviesen.
Era una especie de obligación “voy a meterme en Instagram para ver si encuentro fotos interesantes”. Finalmente me di cuenta de que me había aburrido de ver siempre el mismo tipo de fotos, y que había dejado de ser divertido.
Siempre queda la duda de si dejarla abandonada pero sin darse de baja. Esto nos lleva al segundo motivo para plantearse un cambio.
2. Miedo a perdernos algo
En las primeras semanas o meses de nuestra presencia en una red social, tendemos a estar más pendientes de subir contenido, consultar las publicaciones, y reconozcámoslo, ver cuantas personas nos siguen y a cuánta gente les ha gustado lo que publicamos (medido en forma de likes, shares, RTs, favoritos,…).
Ese comportamiento alimenta el medio a perdernos algo. A que sino estamos conectados todo el tiempo, vamos a perder una oportunidad.
Por lo tanto si tenemos claro que una red social no nos aporta nada (síntoma 1), no tenemos que tener miedo (síntoma 2) a darnos de baja.
3. Sientes que algo no encaja
Los motivos pueden ser varios, pero se me ocurren dos más comunes:
- Nos lo pensamos dos veces antes de publicar algo: una de las señales de que algo ha cambiado, es que te das cuenta de que tienes que pensar si publicas o no una cosa porque el ‘que dirán’.En este momento te tienes que plantear si el motivo es porque el contenido de la publicación no sea adecuado según nuestros criterios, o porque nos da cierto reparo que pensarán las personas que pueden leerlo.Existen formas de que las publicaciones las vean solo las personas que quieres (círculos en Google+, listas de amigos en Facebook), pero por mi experiencia los usamos poco.
- Amigos (fans, followers o seguidores): estos ‘seguidores’ pueden hacernos sentir incómodos porque nosotros hayamos cambiado nuestro enfoque en esa red social (por ejemplo, que hayamos pasado de un uso profesional a uno personal), o porque su evolución haya sido la contraria a la vuestra (por ejemplo, que hablen de temas profesionales, cuando nuestro enfoque es personal).Este punto es especialmente crítico en redes sociales más cerradas y de uso personal, como Facebook.
Cuando se dan cualquiera de estas situaciones (una vez salvado nuestro criterio para publicar o no algo), la solución es adaptar nuestra audiencia a nuestro enfoque.
O bien eliminamos a nuestros amigos, para dejar solo a los contactos profesionales, o lo contrario.
Como a veces hay personas que son ambas cosas, tenemos que establecer un criterio que nos ayude a hacer el cambio.
Esto puede dar estas situaciones algo incómodas, pues podemos llegar a ofender a alguien (lo mejor es explicarlo y mantener la comunicación por otras redes sociales, teléfono, email, etc.). Pero al final tenemos que tener en cuenta, que nuestra presencia tiene que cumplir un objetivo, y para ello se deben dar las mejores condiciones.
En ocasiones somos nosotros los que hemos cambiado, y nos podemos plantear darnos de baja, para pasar a otra red social que se adapte mejor a nosotros (en su momento el paso de Tuenti a Facebook, y ahora a Snapchat, e Instagram, por parte de los usuarios más jóvenes).
Si llevas algún tiempo en redes sociales (sobretodo en Twitter), recordarás casos de tuiteros ‘famosos’ que han hecho cosas muy radicales como darse de baja, dejar de seguir a todos sus seguidores y empezar de cero,… todo por estos y, en ocasiones, por otros motivos, tan desagradables como el bullying.
Texto original: http://goo.gl/uqcbOf